jueves, 30 de septiembre de 2010

DESCRIPCIÓN DE LOS GÉNEROS DE NUBES. Nubes especiales

Las nubes están en un proceso continuo de evolución y se presentan, por lo tanto, en una variedad ilimitada de formas. Sin embargo, es posible definir un número determinado de estructuras características observadas frecuentemente en todo el mundo, en las que pueden resultar agrupadas en toda su amplitud. Se ha establecido una clasificación de las formas características de las nubes, en términos de “género”, “especies” y “variedades”.
El Atlas Internacional de Nubes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) distingue diez géneros de nubes. Estos diez grupos principales se excluyen mutuamente: una determinada nube sólo puede pertenecer a uno de los géneros enunciados. Pero dentro de estos géneros se admiten nuevas subdivisiones en especies y variedades de nubes. A su vez, existen las denominadas nubes especiales no incluidas en las especificaciones antes consideradas.
Por tanto, la consideración de la mayoría de las formas típicas de nubes conduce al reconocimiento de diez GÉNEROS. Las definiciones de los géneros, no cubren todos los aspectos posibles, sino que están limitadas a una descripción de los tipos principales y de las características esenciales necesarias para distinguir un género dado, de géneros que tienen apariencia similar.
A su vez, la mayoría de los géneros están subdivididos en ESPECIES. Esta subdivisión está basada en la forma de las nubes o en su estructura interna. Una nube observada en el cielo, que pertenece a un cierto género, puede llevar solamente el nombre de una especie.
Simultáneamente, las nubes pueden exhibir características especiales que determinan su VARIEDAD. Estas características están relacionadas con las distintas disposiciones de los elementos macroscópicos de las nubes, y con su mayor o menor grado de transparencia. Una variedad dada puede ser común a varios géneros.
Además, la misma nube puede poseer más de una variedad. La indicación de géneros, especies y variedades no siempre resulta suficiente para describir completamente una nube. Ésta puede mostrar RASGOS SUPLEMENTARIOS agregados a ella, o puede estar acompañada por NUBES ACCESORIAS, a veces emergiendo parcialmente de su cuerpo principal. Una misma nube puede presentar uno o más rasgos suplementarios o nubes accesorias.

fuente: Observación e identificación de nubes. Francisco Martín León, José Antonio Quirantes

TIPOS. Clasificación básica de las nubes

Para analizar, estudiar y comparar nubes es preciso realizar una clasificación de los TIPOS que se dan en la naturaleza. No fue hasta principios del siglo XIX cuando se dispuso de una clasificación ampliamente aceptada por todo el mundo científico, que es la que empleamos en este taller y se detalla en el apartado siguiente. Antes vamos a revisar brevemente las clasificaciones nubosas más comunes, muy conceptuales y clarificadoras.
Todo tipo de clasificación se basa en observar alguna característica de la estructura nubosa que determine el tipo de nube: forma, altura, constitución, origen, etc.
Cada característica tiene sus ventajas y desventajas. Aunque aceptemos al final una determinada, podremos utilizar las otras clasificaciones para complementarla.
Veamos algunas de ellas:

A. Por su origen

Podemos clasificar a las nubes según su origen. Existen nubes que se forman debido a la presencia de los frentes, son las nubes frontales.
Los frentes cálidos, ocluidos y fríos son zonas donde se encuentran nubes. De la misma forma podríamos hablar de nubes situadas en la parte delantera y trasera del frente. Tendremos las nubes pos y prefrontales de frente frío, por poner un ejemplo.
Las nubes orográficas son aquellas que están ligadas en su génesis a la orografía o accidentes del terreno.
Las nubes convectivas serán aquellas que se forman por la convección o burbujeo atmosférico en los días cálidos e inestables.
Estos tres grupos son los más importantes. A veces, el origen de las nubes está conformado por dos o más factores que se dan a la vez: la convección puede darse como consecuencia de la orografía con lo cual decimos que hay nubes convectivas originadas orográficamente.

B. Por su naturaleza

Corresponden a este apartado, las nubes naturales y artificiales. Las primeras se originan de forma natural. Las segundas se forman por la acción directa o indirecta de los seres humanos (penachos de humo, nubes asociadas a la contaminación, etc.).
Dentro de la primera categoría tendremos las que están mayoritariamente formadas por cristalitos de hielo y agua. Otras lo están por otro tipo de partículas en suspensión como arena del desierto, polvo volcánico, etc.
Un caso especial lo forman las estelas de condensación de barcos y, sobre todo, de aviones comerciales que vuelan en la alta troposfera. Estas nubes son de tipo mixto, pues intervienen en su formación, y a la vez, el ser humano y los procesos naturales. De forma excepcional, consideraremos las estelas de avión como nubes naturales propiamente dichas.
Atendiendo a la naturaleza de su desplazamiento tendremos las nubes estáticas o cuasi estacionarias y nubes móviles. Muchas nubes orográficas están ligadas al terreno y permanecen fijas al obstáculo que las genera. La gran mayoría de las nubes son de tipo móvil.

C. Por el nivel atmosférico que ocupan

Si consideramos que la troposfera está dividida en tres niveles o capas a distinta altura tenemos una clasificación muy útil atendiendo a la altura que, mayoritariamente, ocupa una nube. Así, las nubes próximas al suelo y que llegan hasta los 2-3 km de altura son llamadas nubes bajas. Las que ocupan un nivel intermedio entre los 3 y 7 km, serán las nubes medias. Las nubes altas son aquellas que ocupan el nivel superior de la troposfera y pueden llegar hasta los 14 km de altura o más. Las alturas de los niveles anteriores hay que considerarlas con cierta “elasticidad”, sus valores son orientativos y dependen de la latitud donde nos encontremos.
Siguiendo con nuestra línea clasificatoria por niveles tenemos un caso especial, las nubes de desarrollo vertical formadas por sistemas nubosos que se extienden desde capas bajas a muy altas.
La clasificación anterior es muy útil y muy usada, por ejemplo, con fines aeronáuticos y marítimos. Nosotros deberemos tenerla en cuenta en nuestras observaciones diarias.
Es sabido que la troposfera a medida que se asciende es más fría, y por poner un ejemplo orientativo, se puede pasar en nuestras latitudes de la temperatura de 15 ºC en la superficie a temperaturas de –35º C o incluso inferiores a más a una decena de kilómetros de altura. Este hecho condiciona la fase del agua que conforma la nube. Las que ocupan los niveles bajos están conformadas por gotitas líquidas, las 110 de los pisos muy altos están formadas por cristalitos de hielo, mientras que las nubes situadas en alturas medias albergan en su seno gotitas líquidas sobre enfriadas y cristalitos de hielo. Las nubes de desarrollo vertical tienen las tres fases del agua: vapor, líquida y sólida. Esto nos lleva a clasificar las nubes según la fase predominante.
Existe una relación directa entre esta clasificación y la anterior por
niveles, pues la altura donde estén situadas condiciona su estado. Aunque mayoritariamente las nubes que observamos en latitudes medias se encuentran en la troposfera, existen otras nubes que se ubican en niveles superiores y estratosféricos (nubes nacaradas y noctilucentes).

D. Por sus formas

Aunque, como se ha dicho, las nubes habían sido observadas a lo largo de muchos siglos, no fue hasta principios del siglo XIX cuando se dieron los primeros pasos para nombrarlas. En 1803 el científico inglés Luke Howard (1772-1864) presentó una clasificación basada en sus formas más habituales. Su publicación apareció en “Tilloch’s Philosophical Magazine” con el nombre de “On the modifications of clouds”.
Luke Howard llamó a las nubes abultadas, que aparecen como amontonadas e hinchadas, cumulus, que significa montón. A las nubes que tienen forma de cumulus se las denominó también como cumuliforme: con forma de montón. A las nubes en capas se las denominó stratus que significa capa o manto. Las nubes en forma de mechón de pelo las denominó cirrus. A las nubes cargadas de lluvia, las denominó nimbus.
La clasificación básica anterior permitía agrupar a las nubes por sus formas más habituales de presentarse en la naturaleza, pero tenía otra característica complementaria que hizo que esta clasificación fuera adoptada internacionalmente: los nombres se podían agrupar para nombrar a nubes algo más complejas. De esta forma aparecieron los géneros básicos de nubes que hoy utilizamos. Así, y por poner un ejemplo, los estratocúmulos son nubes formadas en capas pero, además, con aspecto globular.
Un hecho destacable es que las nubes de tipo estratiforme están ligadas a condiciones de estabilidad y las de tipo cumuliforme suelen estar asociadas a condiciones de cierto grado de inestabilidad atmosférica, es decir, a movimientos ascendentes y descendentes de aire. Indirectamente, Howard nombró a las nubes aludiendo a ciertos procesos físicos que condicionan su forma.
Partiendo de esta clasificación básica se fueron añadiendo otros tipos de nubes accesorias y suplementarias, como las nubes con mamas o mammatus, nubes en forma de lente o lenticularis, etc.

fuente: Observación e identificación de nubes. Francisco Martín León, José Antonio Quirantes

CUMULOSTRATUS. Luke Howard

CUMULUS CONGESTUS. Luke Howard

STRATUS. Luke Howard

ALTOSTRATUS. Luke Howard

NIMBOSTRATUS. Luke Howard

SNOWY CUMULUS. Luke Howard

STRATOCUMULUS LENTICULARIS. Luke Howard

CIRRUS. Luke Howard

ANVIL CUMULONIMBUS. Luke Howard

LIGHT CIRROCUMULUS AND CIRRUS. Luke Howard